jueves, 25 de febrero de 2010

Cuaresma Eucarística

Queridos lectores:

Les invito a prepararnos para participar del Misterio Pacual, poniendo la mirada en su sello: La Eucaristía, el Misterio de la Fe.

Cuaresma-tiempo de conversión-nos quiere volver la mirada hacia Dios, y hacer de Él el centro de nuestras vidas; al Dios que encontramos en la Eucaristía, que se hizo pan para que tengamos vida en Él, y para que podamos decir como San Pablo: “Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí” (Gal 2, 20). A esto debemos aspirar en esta Cuaresma y en toda nuestra vida, y a esto nos invita el Señor cada vez que lo recibimos en la Sagrada Comunión: a dejarle reinar en nuestro corazón. Una buena meditación para comulgar, podría ser: "Señor, ahora que nuestros dos corazones están juntos, que el mío no deje adorar, escuchar y someterse al tuyo; y que el tuyo no deje de gobernar, enseñar y bendecir al mío."

Ahora, que estamos enfocados en la importancia que tiene la Eucaristía en Cuaresma, aprendamos de este sacramento admirable a vivir las prácticas de este tiempo litúrgico:

-Oración: Para mí, la oración es poner nuestra vida en las manos de Dios. La Eucaristía es el sacrificio, la entrega de Jesucristo por completo al Padre. Mirando la oración como el comunicarse con Dios, la Eucaristía es una comunicación continua que tiene Jesucristo con el Padre, no de palabras, sino de amor. Jesucristo se ofrece por nosotros, como una continua oración de intercesión.

-Caridad (amor): Hay una canción que me gusta mucho, que dice:

“Amar es entregarse,
olvidándose de sí,
buscando lo que a otro
pueda hacer feliz.”

Jesucristo en la Eucaristía se entrega por completo, y se rebaja a la especie de un pan, siendo Él infinito, velando por el bien de nosotros.

-Penitencia: Volviendo a tomar el ejemplo de la entrega generosa de Jesucristo, que se rebaja a sí mismo, habitando en la pequeña especie de un pan y un poco de vino, para el bien de la humanidad, podríamos darle un enfoque penitencial con la siguiente idea: El rico renuncia a su riqueza, para enriquecer al pobre: el grande se hizo pequeño, para hacer grande al pequeño. Así debe ser nuestro sacrificio en Cuaresma, ofrecerlo por los demás. Si me abstengo de cierto alimento, se lo doy al pobre; si me abstengo de hacer tal actividad, gasto mi tiempo en obras de misericordia. Debe ser una renuncia generosa.

La Cuaresma nos quiere enfocar en Jesucristo, que se encuentra en el lugar menos pensado: en un poco de pan y vino, en el pobre que me pide pan, en el enfermo olvidado, en el que me pide una palabra de aliento, en una Cruz. En esta Cuaresma, aprendamos a descubrir la presencia de Jesucristo.

A Dios Uno y Trino, honor gloria y bendición.

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