sábado, 6 de marzo de 2010

Desde la fe

"La revista "Vea", en blanco y negro y con abundante fotografía, titulaba luego del terremoto de 1962: "¡Misericordia, Señor!".

El domingo pasado, "Las Últimas Noticias" titulaba, a su vez: "Fuerza, Chile".

En ambas publicaciones se mostraban los efectos del respectivo desastre.

La diferencia indica un cambio profundo en la visión de la existencia humana del habitante de esta "larga y angosta franja de tierra".

Ahora la respuesta a un problema tan serio como un terremoto pareciera estar en la voluntad del individuo. "Fuerza, Chile" connota optimismo y esperanza y conlleva la idea no declarada de que este "negocio" lo resolvemos nosotros. Y tal vez no seamos capaces, como sucedió ya en los intentos de construir paraísos terrenales de ideologías contrapuestas durante el siglo XX.

Sospecho también que el voluntarismo del eslogan que nos une desde el terremoto no resolverá el sismo moral con que nos hemos encontrado, pues junto a los efectos de la naturaleza hemos observado con temor a turbas sin códigos de ninguna especie que han robado y saqueado lo que no necesitan. Amaro Gómez-Pablos, indignado preguntaba "¿por qué?" a un padre que robaba junto a su hijo adolescente. "Es que tenemos que sobrevivir". Pero lo que llevaban no era para sobrevivir.

También hay quienes han hecho de la naturaleza el fin y el sentido de la vida humana, su centro y destino. Esperamos respuesta de la ecología profunda y de tantos que postulan que medioambiente, como a la copa del fútbol, hay "que mirarla pero no tocarla", y que nos digan qué les parece el inusitado comportamiento de esa naturaleza a la que cuidan con intransigente militancia. Tal vez, ellos y nosotros debiéramos buscar respuestas "más allá de las cosas", sin que eso signifique depredar la creación. En fin, se me viene a la mente la imagen de Juan, el Bautista, que se definió como "una caña agitada por el viento" y la exclamación del salmista: "Si Dios no está en la base, en vano construyen los constructores"."


Ulises Valderrama (Editorial). (6 de marzo del 2010) "El Austral", p. 22

Quiero agregar lo siguiente:

Para empezar, yo no me opongo al lema "Fuerza, Chile", pero sí es preocupante como ha ido avanzando, o mejor dicho, retrocediendo la sociedad. Antes era algo que dependía de Dios; ahora se tiene la soberbia de pensar que se pueden hacer las cosas sin su ayuda. En la Santa Misa el sacerdote dice una frase que parece no tener nada de divino: "Sursum Corda" (Arriba los corazones), pero este carácter es expresado cuando los fieles responden: "Habemus ad Dominum" (Los tenemos elevados hacia el Señor); esto mismo debería pasar con el lema "Fuerza, Chile": darle el carácter teocéntrico con unas pocas palabras más, como: "Fuerza, Chile, que el Señor está contigo". Debemos rezar por nuestros pueblos, para que vuelvan a tener a Cristo cmo único Rey.

El segundo punto es el de la visión pagana de la naturaleza; como si ésta fuera un ser viviente que se quiere vengar de nosotros, lo que no es así, sino que es Dios quien nos quiere decir algo a través de ella. Amemos la naturaleza no como un ente igual a Dios, sino como un regalo suyo que debemos cuidar.

Por último quiero decirles que no nos quedemos en el hablar mal del mundo, sino en cambiarlo. Muchos hoy dicen: "Estamos peor que Sodoma y Gomorra", pero no hacen nada para mejorar la situación.

Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio,
et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen.

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