Queridos lectores:
Ayer, celebramos la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, iniciando así, la Semana Santa. Acompañamos el camino gozoso y doloroso del Señor en Jerusalén.
Veremos tres aspectos de esta entrada: el burro, el ramo, y Jerusalén.
Nosotros estamos llamados a ser el burro: llamados a ser un instrumento de Cristo, llamados a ser un trono de Cristo, llamados a estar cerca de Él, a ir donde Él vaya. Que Cristo no pase por nosotros de forma pasajera, sino que siempre estemos dispuestos a servirlo.(1)
Nosotros estamos llamdos a ser esos ramos: de color verde, el color de la vida, esos ramos con que Jesús era aclamado por el pueblo. Que nuestra fe este siempre viva, y no sea como el ramo que se marchita; que nuestra alma sea una continua alabanza a Cristo.(2)
Nosotros estamos llamados a ser esa Jerusalén en la que Jesús entra. Que no seamos esa Jerusalén que lo crucificó.
Benedictus qui venit in Nomine Domini!
Referencias
1 y 2: Algunas cosas de estos dos párrafos, fueron tomadas de homilías de Misa. Una de un sacerdote llamado Cecilio y otra de un sacerdote llamado Rafael, respectivamente.
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