viernes, 25 de junio de 2010

De Mons. Francisco Javier Errázuriz

"Eran las tres de la tarde en el calvario después de haber sido tratado de la manera mas despiadada y violenta. Víctima de la ingratitud de su pueblo, de la cobardía de la autoridad civil, de la dureza de corazón y del rechazo de autoridades religiosas, del trato brutal de algunos soldados romanos y del abandono de casi todos los suyos, expiró Nuestro Señor Jesucristo. Murió después de encomendar su espíritu al Padre. Nos estremecen y nos conmueven las circunstancias de su muerte."

"Vino a enseñarnos la ciencia del amor, este nuevo Adán que desde el árbol de la cruz nos muestra en su cuerpo llagado la gran revelación, la nueva y eterna alianza de Dios con nosotros mediante un vinculo indestructible: el mismo Señor Jesús que abolió la enemistad y es nuestra paz. Desde la cruz el quiere enseñarnos a amar para que sea nuestra la paz verdadera. Él quiere decirnos que el amor vence a la muerte, a los abusos de poder, a la tortura y a la infidelidad. Desde entonces en cada niño desamparado, en cada mujer que sufre, en cada obrero sin trabajo y en cada uno de nosotros, el Padre de los cielos, y por que no también nosotros, encuentra el rostro de Cristo iluminado por el amor y la obediencia, marcado por el dolor, pero también por la gloria que su Hijo ha merecido para todos."

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