lunes, 13 de septiembre de 2010

Benedicto XVI: el regreso a casa

CASTEL GANDOLFO, domingo, 12 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Publico algunos extractos de las palabras que dirigió Benedicto XVI este domingo a mediodía al dirigir la oración mariana del Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo.

-el pastor que vuelve a encontrar la oveja perdida es el mismo Señor que carga a hombros, con la Cruz, a la humanidad pecadora para redimirla. El hijo pródigo, en la tercera parábola, es un joven que, recibida la herencia del padre, "se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa" (Lucas 15, 13). Al caer en la miseria, se vio obligado a trabajar como un esclavo, aceptando incluso matar el hambre con comida destinada a los animales. "Entonces --dice el Evangelio-- recapacitó" (Lucas 15, 17). Las palabras que prepara para el regreso nos permiten conocer el alcance de su peregrinación interior: regresa 'a casa', a sí mismo, al padre" (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, 2007). "Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: 'Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo'" (Lucas 15, 18-19).

-Queridos amigos, ¿cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, aunque seamos pecadores, somos amados por Dios? No se cansa nunca de salir a nuestro paso, de ser el primero en recorrer el camino que nos separa de Él. El libro del Éxodo nos muestra cómo Moisés, con una súplica confiada y audaz, logró, por así decir, cambiar a Dios del trono del juicio al trono de la misericordia (Cf. 32,7-11.13-14). El arrepentimiento es la medida de la fe y gracias a él se regresa a la Verdad. Escribe el apóstol Pablo: "Fui tratado con misericordia, porque cuando no tenía fe, actuaba así por ignorancia" (1 Timoteo 1, 13). Volviendo a la parábola del hijo que regresa "a casa", experimentamos que cuando aparece el hijo mayor indignado por la cogida festiva ofrecida al hermano, el padre también le sale al paso para suplicarle: ""Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo" (Lucas 15, 31).

Fuente: Zenit
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