lunes, 24 de enero de 2011

El pudor en tiempos de verano

La elegancia abarca todos los modos de presentarse y comportarse la persona y en un sentido más estricto se refiere al vestido. La elegancia está relacionada con la belleza.
El pudor es como la salvaguarda de la intimidad, la prueba de que la persona tiene intimidad y no una existencia meramente pública. El pudor acompaña siempre a la persona y su desaparición comporta una disminución de la personalidad. El carácter personal del hombre y la mujer explica el pudor; los animales tienen miedo y temor pero no son pudorosos ni impúdicos, se comportan de manera instintiva. El ser humano, en cambio, es personal y en él aparece el pudor o la vergüenza, ante determinadas cosas que aparecen públicamente y que deberían haberse conservado en la intimidad. Lo contrario del pudor está relacionado con la vanidad, con el afán de llamar la atención. El vanidoso o la vanidosa pretende que se le aprecie, pero ese deseo puede hacerse irracional. Entonces se puede llegar a la manifestación de algún rasgo humano aislado, que se considera atractivo. Cuando se habla de pudor, aunque salvaguarda todos los aspectos de la intimidad, se suele entender generalmente pudor sexual, que es quizá su sentido más característico. Se trata de una actitud de disimular u ocultar los órganos que determinan el sexo, sobre todo, frente al otro sexo. El pudor del cuerpo se manifiesta cubriendo la desnudez. Lo común a todas las culturas es la tendencia a ocultar los valores sexuales, en la medida en que constituyen en la conciencia un "objeto de placer". La elegancia, entendida como el buen gusto y el estilo propio en el modo de vestirse, está relacionada con el pudor, actitud humana que defiende la intimidad personal. La Biblia dice que cuando Dios creó al ser humano, «estaban ambos desnudos, el varón y su mujer, sin avergonzarse de ello» (Gen 2, 25). La experiencia de la desnudez es originaria. ¿Qué quiere decir que no tenían vergüenza de su desnudez? No se trata de una carencia de la misma, sino de una real no presencia de la vergüenza. Simplemente no la necesitaban. ¿Por qué? Por el estado inocente de su conciencia. Porque no tenían desorden en su intimidad. Esto lo sabemos porque se señala que después de la desobediencia de nuestros primeros padres, se les«Abrieron los ojos de ambos, y entonces, viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hicieron unos cinturones» (Gen 3, 7). Y poco más adelante el varón dice a Dios: «Te he oído en el jardín, y temeroso, porque estaba desnudo, me escondí» (Gen 3, 10). Estos dos textos relatan un cambio de situación. ¿Es que antes del pecado no estaban también desnudos? Sin embargo antes no tenían vergüenza y después sí. Hay un cambio radical del significado de la desnudez originaria de la mujer frente al varón y del varón frente a la mujer. Esta desnudez originaria y que no provocaba la vergüenza, expresa la libertad interior de la persona. El cuerpo y el sexo no se ven como un objeto, sino como expresión de la persona y de la imagen de Dios. ¿Qué pasa después del pecado? Que en el cuerpo y en el sexo se ve no a la persona misma sino un objeto de placer, que puede ser usado sin ser amado. Puede ser usado sin tener en cuenta que corresponde a una persona, que es un cuerpo personal, donde el sexo no se puede separar de la persona. ¿Qué es el pudor sexual? Presentarse a sí mismo como persona. Ocultar en cierto modo los valores sexuales, para no aparezcan como objeto, como cosa. No dar pie a que los demás, ni siquiera con el pensamiento, puedan vernos como meros objetos, sino que vean en nosotros un ser valioso. Con el pudor el ser humano manifiesta casi "instintivamente" la necesidad de la afirmación y de la aceptación de ese "yo" según su justo valor. Esta es la razón por la cual la desnudez de la persona o una vestimenta agresiva y provocadora quita la dignidad a ella misma y la presenta a los ojos y el pensamiento de otros como objeto de un deseo desordenado. Es la razón también por la cual debemos cuidar especialmente nuestras vestimentas en tiempos en que el calor y las vacaciones nos hacen vestir más informalmente. El Papa Pío XII, escribió: “El pudor advierte el peligro inminente, impide el exponerse a el e impone la fuga en ocasiones a las que se hallan expuestos los menos prudentes. El pudor no gusta de palabras torpes y vulgares, y detesta toda conducta inmodesta, aun la más leve; obliga con todo cuidado a evitar la familiaridad sospechosa con personas de otro sexo, porque llena plenamente el alma de un profundo respeto hacia el cuerpo, que es miembro de Cristo”


+ Juan Ignacio González E. Obispo de San Bernardo

No hay comentarios:

Publicar un comentario