jueves, 10 de marzo de 2011

Divina Providencia

Escrito por Jaime Guzmán Errázuriz

“Los cristianos sabemos que la historia humana se mueve por dos fuerzas: la Providencia de Dios y la libertad del hombre.

Dios no se limitó a crear al hombre. Además, interviene de modo directo en la historia humana. Todo cuanto ocurre en la vida de los hombres y de los pueblos –salvo el pecado- manifiesta la voluntad providente de Dios.

Es frecuente que se aluda a la Divina Providencia como un giro retórico de ciertos discursos o como metáfora simbólica de lo que está más allá del propio control.
Sin embargo, muchas personas –incluso cristianas- cuando se habla de la Providencia de Dios, instan a que pasemos a “la realidad”. ¡Como si dicha Providencia no fuese igualmente real –e infinitamente más poderosa- que cualquier esfuerzo humano!

Refranes como ‘a Dios rogando y con el mazo dando’ suelen usarse erróneamente para suponer que lo principal es el empeño del hombre. Lo demás se relega al lugar secundario y enigmático de lo nebuloso, antítesis de la verdadera fe en Dios.
Cierto es que nuestro destino eterno depende de la forma en que utilicemos nuestra libertad. Resulta igualmente evidente que Dios ha dejado al arbitrio humano una parte decisiva del curso de la historia. Pero la Providencia tiene sus planes y sus caminos, distintos a los de los hombres. Y esos son los que prevalecen.

Frente a los designios de la Providencia se estrellan los más largos y laboriosos afanes del hombre. A la inversa, Dios nos regala a veces bienes y soluciones que ni el más arduo trabajo humano hubiese jamás soñado lograr”.

“Polonia y la fe en la Providencia”. En: “La Tercera”, Santiago, 3 de septiembre de 1989

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