S. Yo creo ¡oh María! en vuestra Inmaculada Concepción, en vuestra Virginidad sin mancha, en vuestra Maternidad divina.
P. Creo en vuestros intensis dolores y en vuestra Asunción gloriosa; creo en vuestro amor y en vuestra misericordia. Antes morir que renunciar a estas puras y santas creencias de mi corazón.
S. Virgen María, yo espero en vuestro nombre y en vuestras misericordias.
P. Espero de vuestro Corazón, tan bueno, todas las gracias que me son necesarias para mi salvación; la victoria contra el mundo, el demonio y todos los enemigos de mi alma; espero con una firme confianza que os veré y os amaré siempre en el Cielo con Jesús, vuestro Divino Hijo y mi Dios.
S. ¡Oh María, mi tierna Madre, os amo con todo mi corazón!
P. Con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas. Os amo sobre todas las cosas y más ue a mí mismo. Después de Jesucristo, vuestro Divino Hijo y mi Dios, ya nada amaré tanto como a Vos, en la vida, en la muerte, durante la eternidad y para siempre jamás. Amén.
Madre admirable, lirio entre espinas, bendecidme con una bendición de Pureza, que me aleje de todo pecado; una bendición de Fidelidad, que me haga cumplir con todos mis deberes; con una bendición de Amor, que me haga amar mucho al Divino Corazón de Jesús, y a Vuestro Corazón Inmaculado.
(Extraída del "Manual de Piedad" de Mons. Alfredo Silva Santiago, 4ta edición mejorada)
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