lunes, 1 de marzo de 2010

Terremoto en Chile



Hermanos:

Hemos vivido en Chile, un terremoto que devastó la zona centro-sur del país. Ésta es una de las pruebas que Dios nos manda, para ver en qué tenemos puesta nuestra confianza, y para vivir la solidaridad, la fraternidad, la reflexión y el sacrificio. ¿Cuántos hemos tenido un tiempo para ayudar al vecino?¿Cuántos hemos sentido cariño por aquél con el que vivíamos peleando? Oremos para que se haga la voluntad de Dios, para que Él nos ayude a llevar la Cruz, y por las almas de los fallecidos, que superan los 700.

Para reflexionar propogo el Salmo 61:

Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la salvación.
Sólo él es mi Roca salvadora;
él es mi baluarte: nunca vacilaré.
¿Hasta cuándo se ensañarán con un hombre
para derribarlo entre todos,
como si fuera un muro inclinado
o un cerco que está por derrumbarse?
Sólo piensan en menoscabar mi dignidad
y se complacen en la mentira;
bendicen con la boca
y maldicen con el corazón.
Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la esperanza.
Sólo él es mi Roca salvadora,
él es mi baluarte: nunca vacilaré.
Mi salvación y mi gloria
están en Dios:
él es mi Roca firme,
en Dios está mi refugio.
Confíen en Dios constantemente,
ustedes, que son su pueblo,
desahoguen en él su corazón,
porque Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo,
los poderosos son sólo una ficción:
puestos todos juntos en una balanza,
pesarían menos que el viento.
No se fíen de la violencia,
ni se ilusionen con lo robado;
aunque se acrecienten las riquezas
no pongan el corazón en ellas.
Dios ha dicho una cosa,
dos cosas yo escuché:
que el poder pertenece a Dios,
y a ti, Señor, la misericordia.
Porque tú retribuyes a cada uno
según sus acciones.


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