martes, 13 de abril de 2010

Catequesis del Padre Nuestro: Algunos escritos

Paráfrasis del Padre Nuestro de San Francisco

¡Santísimo Padre nuestro!: creador, redentor, consolador y salvador nuestro!

Que estás en los cielos: en los ángeles y en los santos; iluminándolos para conocer, porque tú, Señor, eres la luz; inflamándolos para amar, porque tú, Señor, eres el amor; habitando en ellos y colmándolos para gozar, porque tú, Señor, eres el bien sumo, eterno, de quien todo bien procede, sin quien no hay bien alguno.

Santificado sea tu nombre: clarificada sea en nosotros tu noticia, para que conozcamos cuál es la anchura de tus beneficios, la largura de tus promesas, la altura de la majestad y la hondura de los juicios (Ef 3,18).

Venga a nosotros tu reino: para que reines tú en nosotros por la gracia y nos hagas llegar a tu reino, donde se halla la visión manifiesta de ti, el perfecto amor a ti, tu dichosa compañía, la fruición de ti por siempre.

Hágase tu voluntad, como en el cielo, también en la tierra: para que te amemos con todo el corazón (cf. Lc 10,27), pensando siempre en ti; con toda el alma, deseándote siempre a ti; con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti, buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, empleando todas nuestras energías y los sentidos del alma y del cuerpo en servicio, no de otra cosa, sino del amor a ti; y para que amemos a nuestros prójimos como a nosotros mismos, atrayendo a todos, según podamos, a tu amor, alegrándonos de los bienes ajenos como de los nuestros y compadeciéndolos en los males y no ofendiendo a nadie (cf. 2 Cor 6,3).

El pan nuestro de cada día: tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, dánosle hoy: para que recordemos, comprendamos y veneremos el amor que nos tuvo y cuanto por nosotros dijo, hizo y padeció.

Y perdónanos nuestras deudas: por tu inefable misericordia, por la virtud de la pasión de tu amado Hijo y por los méritos e intercesión de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos.

Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores: y lo que no perdonamos plenamente, haz tú, Señor, que plenamente lo perdonemos, para que por ti amemos de verdad a los enemigos y en favor de ellos intercedamos devotamente ante ti, no devolviendo a nadie mal por mal (cf. 1 Tes 5,15), y para que procuremos ser en ti útiles en todo.

Y no nos dejes caer en tentación: oculta o manifiesta, imprevista o insistente.

Mas líbranos del mal: pasado, presente y futuro. Amén.

Padre Nuestro, Tú que estás

Padre nuestro tú que estás
en los que aman la verdad
haz que el reino que por ti se dio
llegue pronto a nuestro corazón,
que el amor que tu Hijo nos dejó,
el amor, habite en nosotros.

Y en el pan de la unidad
Cristo danos tú la paz,
y olvídate de nuestro mal,
si olvidamos el de los demás,
no permitas, que caigamos en tentación
Oh Señor, y ten piedad del mundo.

No digas

No digas: PADRE si cada día no te portas como su hijo.

No digas: NUESTRO si vives aislado en tu egoísmo.

No digas: QUE ESTÁS EN EL CIELO si sólo piensas en las cosas
terrenas.

No digas: SANTIFICADO SEA TU NOMBRE si no lo honras ni lo
alabas.

No digas: VENGA A NOSOTROS TU REINO si lo confundes con el
éxito material.

No digas: HÁGASE TU VOLUNTAD si no la aceptas cuando es doloroso.

No digas: DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA si no te preocupas por la gente con
hambre, sin cultura y sin vivienda.

No digas: PERDONA NUESTRAS OFENSAS si guardas rencor a tu hermano.

No digas: NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN si tienes intención de seguir pecando.

No digas: LÍBRANOS DEL MAL si no tomas partido contra el mal.

No digas: AMÉN si no has tomado en serio las palabras del PADRENUESTRO.

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