jueves, 1 de abril de 2010

Los 7 monumentos

Ofrezco un método para realizar la tradición de los 7 monumentos, propuesto por el P. José Luis Pivel, del Instituto Buen Pastor.

La visita a las 7 iglesias es una tradición,
en la que los fi eles católicos peregrinan por
7 Iglesias (donde no se pueda, se pueden
hacer 7 visitas en la misma iglesia) para
adorar a Nuestro Señor Jesucristo, presente
en la Hostia Consagrada (verdadera, real
y substancialmente en Cuerpo, Alma y
Divinidad), que se guarda en cada iglesia
en un Sagrario adornado y embellecido
con flores e iluminado con muchos cirios
encendidos, en recuerdo de la institución de
la Eucaristía en la Última Cena de Nuestro
Señor el Jueves Santo; y para acompañar
afectiva y devotamente a Jesús en los pasos
de su Pasión, hasta el Viernes Santo en que
recordamos su Muerte Gloriosa en la Cruz.

En este ejercicio piadoso se puede
ganar una indulgencia plenaria, confesando
y comulgando en la Semana Santa o en la
siguiente semana.

“Vi (en el cielo) en medio del trono y
de los cuatro vivientes y en medio de los
ancianos, un Cordero, que estaba de pie,
como degollado. Los cuatro vivientes y los
veinticuatro ancianos se postraron delante
del Cordero, y cantaron un canto nuevo,
que decía: Digno eres de tomar el libro y
abrir sus sellos, porque fuiste degollado
y con tu sangre has comprado para Dios
hombres de toda tribu, lengua, pueblo y
nación. Digno es el Cordero degollado, de
recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la
fortaleza, el honor, la gloria y la bendición,
por los siglos de los siglos. Amén. Y los
ancianos cayeron de rodillas y adoraron”.
(Apoc. 5, 6.9-10. 12.14).


-Orar al principio de cada estación

Por la señal de la Santa Cruz…

F:Bendito y alabado sea el Santísimo
Sacramento del Altar.
R: Sea por siempre bendito y alabado
Jesús Sacramentado.
F: Mi Jesús Sacramentado, mi Dulce Amor
y Consuelo.
R: Quién te amara tanto que de Amor
muriera
F: Oremos: Oh Dios, que nos dejaste en
este admirable Sacramento el memorial
de tu Pasión; concédenos la gracias de
venerar de tal manera estos sagrados
misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre,
que experimentemos constantemente en
nosotros los frutos de tu Redención. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
R: Amén.

–A continuación se hace la Lectura y
meditación de cada Estación.

-Al finalizar cada estación:

Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y
verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jsús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo
Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María
Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su Gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María, Virgen y
Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios, en sus ángeles y en sus santos.

1a estación:

La Institución de la Eucaristía


“Mientras comían Jesús dijo: en verdad os
digo que uno de vosotros me va a entregar.
Muy entristecidos comenzaaron a decirlle
cada uno: ¿seré yo Señor? Él respondió: el
que conmigo moja el pan en el plato, ese me
entregará. El Hijo del Hombre se va según
está escrito de Él, pero ¡hay del hombre por
quien será entregado! más le valiera no haber
nacido. Judas dijo: ¿seré yo, Señor? Respondió
Jesús: Tú lo has dicho. Mientras comían Jesús
tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus
discípulos diciendo: Tomad y comed, ESTO ES
MI CUERPO. Y tomando el cáliz y dando gracias
se lo dio diciendo: Bebed de él todos, ESTA ES
MI SANGRE DE LA NUEVA ALIANZA, que será
derramada por muchos para la remisión de los
pecados”. (Mat. 26,21-28).

“Yo soy el Pan de Vida que baja del cielo,
para que el que lo coma no muera; si alguno
come de este Pan, vivirá para siempre. Si
no coméis la carne del Hijo del hombre y no
bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre está
en Mi y Yo en él”. (Juan 6, 34-38).

–Meditación: Solamente Dios, Nuestro Señor
Jesucristo, (y el Sacerdote en su Nombre)
puede convertir el pan en su Carne y el vino
en su Sangre, para alimento espiritual de
nuestras almas. Agradezcamos a Jesús este
regalo divino, y tratemos de recibirlo cada día,
con gran devoción y pureza del alma.

Bendito sea Dios...

2a Estación:

El lavado de los pies


“Sabiendo Jesús que su hora había llegado,
para pasar de este mundo al Padre, como había
amado a los suyos, los amó hasta el fin.
Y acabada la cena, como el diablo ya había
puesto en el corazón de Judas, hijo de Simón
Iscariote, la idea de entregarlo, sabiendo Jesús
que el Padre había puesto todas las cosas en
sus manos, y que salía de Dios y volvía a Dios,
levantándose se quitó el manto, y tomando
la toalla se la ató en la cintura. Luego puso
agua en una jofaina y comenzó a lavar los pies
de los discípulos, y a secarlos con la toalla.
Jesús dijo: “El que está lavado sólo necesita
que le lave los pies, pero el resto está limpio;
vosotros estáis limpios, aunque no todos”. Dijo
“no todos están limpios” porque sabía quién lo
entregaría. Después que les lavó los pies, se
sentó nuevamente a la mesa y les dijo: “¿Veis
lo que he hecho? Vosotros me llamáis Maestro
y Señor y lo soy; he lavado vuestros pies,
vosotros también debéis lavaros los pies los
unos a los otros. Si sabéis estas cosas felices
seréis si las ponéis por obra”. (Juan 13, 1-12).

–Meditación: Vemos la humildad del Maestro.
Debemos imitarlo siendo humildes y sirviendo a
nuestros hermanos, y Dios nos dará la felicidad
en esta vida y en la eterna.

3a Estación:

Oración Sacerdotal


“Jesús levantando los ojos al cielo dijo:
“Padre, ha llegado la hora, glorifica a Tu Hijo
para que también Tu Hijo te glorifique a Ti. Ésta
es la vida eterna, que te conozcan a Ti, único
Dios verdadero y a Tu enviado Jesucristo.
Yo te he glorificado en la Tierra, he cumplido
la obra que me encomendaste. Ahora Padre
glorifícame cerca de Ti, con aquella gloria que
tenía antes de que el mundo existiese. Las
palabras que me diste les he dado, y ellos las
recibieron, y han conocido verdaderamente que
vengo de Ti y han creído que Tú me enviaste.
Ruego por ellos; no ruego por el mundo sino por
los que me diste, porque son tuyos. Ya no estoy
en el mundo, pero éstos están en el mundo, y
yo vuelvo a Ti. Padre Santo, guárdalos en tu
nombre para que sean una sola cosa, como
nosotros somos una sola cosa. Yo les he dado
tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no
son del mundo como tampoco yo soy del mundo.
No pido que los quites del mundo, sino que los
guardes del maligno. Santifícalos en la verdad:
Tu Palabra es la Verdad”. (Juan 17, 1 y st.).

–Meditación: Cristo se entregó voluntariamente
al sufrimiento y a la muerte, para que nosotros
pudiéramos obtener la felicidad verdadera:
conocer, amar y servir a Dios en esta vida, y
después gozar de su presencia en la vida eterna.

Bendito sea Dios…

4a Estación:

La agonía en Getsemaní


“Después Jesús salió con sus discípulos y
fue a Getsemaní al huerto de los Olivos y les dijo:
“Sentaos aquí mientras yo voy a orar”. Y tomando
connsigo a Pedro, Santiago y Juan, comenzó a
llenarse de temor y angustia. Y les dijo: Mi alma
está triste hasta la muerte; esperad aquí y velad”.
Yendo un poco adelante, se postró en tierra y pidió
que de ser posble pasase de Él aquella hora y
decía: “Padre, todo es posible para Ti, que pase
de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino
la tuya”. Volvió y los encontró durmiendo y dijo
a Pedro: “Simón, ¿duermes?, ¿no has podido
velar una hora conmigo? Velad y orad para no
caer en la tentación; el Espíritu está pronto pero
la carne es débil”. Y volviéndose a ir, oró con las
mismas palabras. Nuevamente los encontró
durmiendo, porque sus ojos estaban pesados,
y no sabían qué responderle. Dejándolos se
fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo
las mismas palabras. Vino por tercera vez y
les dijo: “Dormid y descansad; basta, ya es
la hora, el Hijo del Hombre es entregado en
manos de los pecadores”. (Marcos 14, 32-43).

–Meditación: Aprendamos de Cristo a rezar
en las tribulaciones y tentaciones; y amemos la
santa voluntad de Dios, que por su Providencia
hace florecer el bien entre las espinas del
sufrimiento.

Bendito sea Dios…

5a Estación:

Jesús es tomado preso


“Se reunieron los sumos sacerdotes y los
ancianos del pueblo, en el palacio de Caifás, y
formaron consejo para tomar preso con engaño
a Jesús y darle muerte. Pero decían: “que no
sea el día de fiesta, para que el pueblo no se
subleve”. Judas Iscariote, uno de los doce, fue a
ver a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿qué
me daréis si os lo entrego? Y acordaron en 30
monedas de plata. Desde este momento Judas
buscaba la oportunidad para traicionarlo. Luego
que Jesús oró en el huerto de los Olivos, dijo a
sus apóstoles: “Levantaos, vámonos de aquí,
ya llega el que me va a entragar”. Entonces
llegó Judas, uno de los doce, seguido de una
multitud armada con espadas y con palos, que
venían enviados por los sumos sacerdotes y
por los ancianos del pueblo. El traidor les había
dado esta señal: “Aquél a quien yo bese, ése
es, prendedlo”. Entonces se acercó a Jesús y
le dijo: “Salve Maestro”. y lo besó. Jesús le dijo:
“Amigo, ¿con un beso entregas a tu Maestro?
Llegaron los demás y tomaron preso a Jesús
y lo ataron. Entonces todos, abandonándolo,
huyeron”. (Mateo 26, 47-56).

–Meditación: ¿A quién buscamos en este Sagrario?
A Jesús Nazareno. Pero no para traicionarlo,
sino para adorarlo y llevarlo en nuestros
corazones, para no abandonarlo nunca más.

Bendito sea Dios…

Sexta Estación:

El Tribunal Judío (Sanedrín)


“Llevaron a Jesús a casa de caifás, sumo
sacerdote, en donde los escribas y los ancianos
se habían congregado. Los sumos sacerdotes
y todo el consejo buscaban un falso testimonio
contra Jesús para condenarlo a muerte. Y no
encontraron ninguno convincente a pesar de
los muchos falsos testigos que habían acudido.
Finalmente, vinieron dos falsos testigos que
dijeron: “Éste dijo: Puedo destruir el Templo
de Dios y reedifi carlo en tres días”. Entonces
levantándose el Sumo Sacerdote dijo: “¿No
respondes nada a lo que éstos afi rman contra
Ti? Pero Jesús callaba. Y el Sumo Sacerdote le
dijo: “Te conjuro por el Dios vivo que nos digas
si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Jesús le
respondió: “Tú lo has dicho. En verdad os digo
que luego veréis al Hijo del Hombre sentado a
la derecha de la Majestad de Dios, y viniendo
sobre las nubes del cielo”. Entonces el Sumo
Sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo: “Ha
blasfemado”, ¿qué necesidad tenemos ya de
testigos? Vosotros mismos acabáis ya de oír la
blasfemia, ¿qué os parece? Y le respondieron
diciendo: “Es reo de muerte”. Luego empezaron
a escupirle en la cara y a maltratarlo; otros le
golpeaban el rostro diciendo: “Cristo, adivina
quién te golpeó”. (San Mateo 26, 57-68).

–Meditación: El juicio injusto del Sanedrín, nace
del odio a Cristo y va por el camino de la mentira.
Pero Cristo vence con la verdad y con el amor,
incluso el amor a los propios enemigos.

Bendito sea Dios…

7a Estación:

El Tribunal Romano


“Llevaron luego a Jesús de Caifás al Pretorio;
amanecía, y los judíos no entraron en el Pretorio
para no contaminarse (con los paganos), para
poder comer la Pascua. Pilato salió afuera y
les dijo: “¿Qué acusación traéis contra este
hombre?”. Le respondieron: “Si no fuera un
malhechor no te lo habríamos entregado”.
Entonces Pilato les dijo: “Tomadlo y juzgadlo
según vuestra ley”. Los judíos le diijeron: “No
nos está permitido matar a nadie”, para que
se cumpliera la palabra de Jesús, que dijo con
qué clase muerte habría de morir. Entró Pilato
al Pretorio y dijo a Jesús: “Mi reino no es de
este mundo. Yo soy Rey, para esto nací y para
esto vine al mundo, para dar testimonio de la
verdad. Todo aquel que pertenece a la verdad
escucha mi voz”. Pilato le dice: “¿Qué es la
verdad? Al decir esto, salió de nuevo y dijo a
los judíos: “Yo no encuentro ningún delito en
este hombre”. Entonces Pilato tomó a Jesús
y mandó azotarle. Los soldados entretejieron
una corona de espinas y se la pusieron en la
cabeza, le vistieron un manto de púrpura y se
burlaban diciendo: “Salve, Rey de los Judíos”,
y le daban bofetadas.
Pilato lo sacó afuera y dijo a los judíos: “He aquí
al hombre”. Los sacerdotes y los fariseos gritaron:
“Crucifícalo, crucifícalo”. Pilato dijo a los judíos:
“Aquí tenéis a vuestro Rey”. Los judíos dijeron:
“No tenemos más rey que al César. Crucifícalo,
crucifícalo”. Entonces Pilato se lo entregó para
que lo crucifi caran”. (Juan 18, 28-38).

–Meditación: El juicio cobarde de Pilato,
indiferente ante Cristo y ante la verdad, va por
el camino del miedo a perder los benefi cios
sociales y políticos. Pero Cristo vence, pues
su testimonio verdadero perdura por todos los
siglos.

Bendito sea Dios…

No hay comentarios:

Publicar un comentario